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[Bosquejo] Jesús en el Hogar

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Texto base: Josué 24:15

“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.”

La familia es el primer diseño de Dios para la humanidad. Desde el principio, Dios estableció el hogar como el núcleo de la sociedad, el lugar donde los valores, la fe y el amor deben cultivarse. Sin embargo, en la actualidad, muchas familias enfrentan crisis, divisiones y problemas espirituales que solo pueden resolverse con la presencia de Jesús en el hogar.

Cuando Jesús está en un hogar, todo cambia. Su presencia trae paz, restauración y propósito. En este bosquejo, exploraremos cómo podemos hacer de Cristo el centro de nuestro hogar y qué impacto tiene esto en nuestra vida familiar.

I. JESÚS DEBE SER EL FUNDAMENTO DEL HOGAR

Explicación profunda

Todo hogar tiene un fundamento. Algunas familias están construidas sobre el dinero, la educación, el éxito o incluso las tradiciones. Sin embargo, Jesús nos enseñó que la única base sólida para un hogar es Su Palabra. Mateo 7:24-25 dice:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.”

Cuando Jesús es el fundamento de un hogar, este permanece firme en tiempos de dificultad. Esto significa que la familia vive según los principios de Dios, toma decisiones basadas en Su voluntad y enfrenta los desafíos con fe.

Un hogar sin Jesús es como una casa construida sobre la arena: vulnerable, inestable y propensa a la destrucción. Sin la dirección de Dios, los matrimonios se debilitan, los hijos se desvían y la paz desaparece.

Reflexión y aplicación práctica

  • ¿Sobre qué estamos construyendo nuestro hogar?
  • ¿Está Jesús en el centro de nuestras decisiones familiares?
  • ¿Tomamos tiempo para buscar a Dios en oración y Su Palabra como familia?

Si Jesús no es el fundamento de nuestro hogar, es tiempo de invitarlo a ser el centro de nuestra vida familiar.

II. JESÚS TRAE PAZ Y RESTAURACIÓN AL HOGAR

Explicación profunda

Uno de los mayores problemas en los hogares actuales es la falta de paz. Hay conflictos entre esposos, tensiones entre padres e hijos y divisiones que rompen la armonía familiar. Sin embargo, la presencia de Jesús trae paz.

En Juan 14:27, Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

Cuando Jesús entra en un hogar, las heridas emocionales comienzan a sanar. Su amor transforma la manera en que nos tratamos unos a otros. Un hogar con Jesús es un refugio de amor y reconciliación, no un campo de batalla de orgullo y resentimiento.

El enemigo busca destruir las familias, pero Jesús vino a restaurarlas. En Lucas 19:9-10, cuando Zaqueo recibió a Jesús en su casa, su vida cambió completamente. Su hogar dejó de ser un lugar de corrupción y egoísmo, y se convirtió en un lugar de generosidad y justicia.

Reflexión y aplicación práctica

  • ¿Estamos permitiendo que el amor de Jesús transforme la manera en que nos tratamos en casa?
  • ¿Oramos juntos como familia para que Dios sane cualquier herida o división?
  • ¿Estamos dispuestos a pedir perdón y restaurar relaciones dentro del hogar?

Si queremos que nuestra casa sea un lugar de paz y amor, debemos invitar a Jesús a reinar en ella.

III. JESÚS ENSEÑA A LA FAMILIA A VIVIR EN AMOR Y SERVICIO

Explicación profunda

Un hogar cristiano no solo es aquel que ora y lee la Biblia, sino aquel que vive en amor y servicio. Jesús nos enseñó que la verdadera grandeza está en servir a los demás.

En Marcos 10:45, Jesús dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

Cuando Jesús está en un hogar, los miembros de la familia dejan de vivir solo para sí mismos y comienzan a servir con amor. Esto significa:

  • Esposos que se aman y se sacrifican el uno por el otro.
  • Padres que crían a sus hijos con paciencia y amor.
  • Hijos que obedecen y respetan a sus padres.
  • Familias que ayudan a otros en necesidad.

El servicio y el amor son las señales de un hogar donde Jesús gobierna. No se trata solo de hablar de Dios, sino de reflejar Su carácter en nuestras acciones diarias.

Reflexión y aplicación práctica

  • ¿Estamos viviendo en amor y servicio dentro de nuestra familia?
  • ¿Nos ayudamos unos a otros o cada quien busca lo suyo?
  • ¿Estamos enseñando a nuestros hijos a servir y no solo a recibir?

Si queremos que nuestro hogar sea un testimonio del amor de Dios, debemos comenzar a reflejar Su carácter en nuestra familia.

IV. JESÚS PROVEE DIRECCIÓN Y PROPÓSITO AL HOGAR

Explicación profunda

Muchas familias viven sin un propósito claro. Toman decisiones sin consultar a Dios y terminan sufriendo las consecuencias de su propio camino. Pero cuando Jesús está en el hogar, Él provee dirección y propósito.

Proverbios 3:5-6 nos exhorta:
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”

Un hogar que busca la voluntad de Dios en cada decisión es un hogar bendecido. Esto significa:

  • Buscar a Dios antes de tomar decisiones importantes.
  • Enseñar a los hijos a seguir el propósito de Dios.
  • Caminar en fe, confiando en la provisión y guía del Señor.

Cuando Jesús es el líder de la familia, todo toma un sentido mayor. Ya no vivimos para cumplir nuestros propios deseos, sino para cumplir el propósito de Dios.

Reflexión y aplicación práctica

  • ¿Estamos consultando a Dios antes de tomar decisiones familiares?
  • ¿Enseñamos a nuestros hijos a buscar la dirección de Dios en sus vidas?
  • ¿Tenemos una visión clara de lo que Dios quiere hacer con nuestra familia?

Si queremos que nuestra familia tenga un propósito eterno, debemos entregar el liderazgo de nuestro hogar a Jesús.

Conclusión y oración final

Jesús en el hogar es la clave para una familia bendecida, llena de paz y con propósito. No basta con conocer acerca de Él; necesitamos hacer de Su presencia una realidad en nuestra casa.

Oración final:

“Señor Jesús, hoy te invito a ser el centro de mi hogar. Perdónanos si hemos tratado de dirigir nuestra familia sin Ti. Ayúdanos a construir sobre el fundamento de Tu Palabra, a vivir en paz, a reflejar Tu amor y a buscar Tu propósito en todo lo que hacemos. Que nuestra casa sea un reflejo de Tu gloria y que otros puedan ver en nosotros el testimonio de una familia que te honra. En el nombre de Jesús, amén.”

David

Mi nombre es David Smith, y nací en Los Ángeles, California, en 1963. Creciendo, siempre tuve curiosidad por la vida, su propósito y lo que todo significaba. Sin embargo, como muchos que se crían en una ciudad de ritmo acelerado, me dejé llevar por las demandas de la sociedad. No crecí en una familia profundamente religiosa, aunque siempre hubo un respeto silencioso por lo espiritual. Lo que no sabía era que mi vida daría un giro profundo hacia Dios, llevándome eventualmente a crear Times of God, un sitio web dedicado a compartir sermones bíblicos y el mensaje de esperanza que creo que el mundo necesita escuchar. He estado casado con mi maravillosa esposa, Laura, durante más de 30 años. Nos conocimos en la universidad, y desde el principio supe que era alguien especial. Laura siempre tuvo una fe fuerte, mucho más que yo en ese momento. No hablábamos mucho de religión en nuestros primeros años, pero su forma de vivir—su bondad, su paciencia—fue lo que me atrajo hacia ella. Juntos construimos una hermosa familia. Tenemos tres hijos increíbles: Michael, nacido en 1994; Daniel, nacido en 1997; y nuestra única hija, Sarah, que llegó en el año 2000. Verlos crecer, y ahora verlos como padres de mis cinco nietos—Ethan, Noah, Lily, Grace y Matthew—me llena de más orgullo y alegría de lo que jamás imaginé posible. Durante gran parte de mi vida, estuve enfocado en mi carrera. Trabajé en publicidad durante más de dos décadas, logrando un nivel de éxito que, según los estándares del mundo, era impresionante. Teníamos una buena casa, un ingreso estable y el respeto de nuestros colegas. Sin embargo, en el fondo, había algo que faltaba. Había un vacío que no podía explicar del todo. Uno de los momentos clave que cambió mi vida ocurrió en 2010, pero no fue en una sala de hospital ni tras una tragedia. Ese año, mi padre, quien siempre había sido una roca en mi vida, falleció repentinamente de un ataque al corazón. Había sido mi modelo a seguir en muchos sentidos: trabajador, honorable, pero no particularmente religioso. Nunca me había planteado lo que él creía sobre Dios o la eternidad hasta que enfrenté la realidad de su muerte. De pie en su funeral, dando un elogio, me di cuenta de lo efímera que es la vida. Mi padre, un hombre que había dado todo por su trabajo y su familia, se había ido en un instante, y no sabía dónde estaba su alma. Empecé a cuestionarlo todo: ¿Qué pasa después de que morimos? ¿Dónde estaba mi padre ahora? ¿Podría volver a verlo algún día? Esa temporada de duelo marcó el comienzo de mi camino espiritual personal. No fue inmediato, pero plantó una semilla en mi corazón. Laura, siempre paciente y comprensiva, me animó a buscar las respuestas que necesitaba. Comencé a leer la Biblia, asistí a la iglesia con más regularidad y me uní a un grupo de estudio bíblico para hombres. Con el tiempo, mi corazón se ablandó, y comprendí la verdad de la Palabra de Dios. Encontré la paz y la esperanza que habían estado ausentes en mi vida durante tanto tiempo. Sin embargo, el llamado a crear Times of God no llegó hasta unos años después. A medida que profundizaba en mi fe, sentí una creciente convicción de que estaba destinado a hacer algo más que vivir mi fe en privado. Había experimentado de primera mano cómo las preguntas más grandes de la vida—sobre la muerte, el propósito y la eternidad—pueden tomarte por sorpresa. Sabía que había otros como yo, que necesitaban orientación, que buscaban algo más pero no sabían por dónde empezar. Mi misión con Times of God es simple: compartir el mensaje de Cristo con el mundo. Sin importar dónde estés o lo que estés atravesando, quiero que sepas que Dios tiene un plan para tu vida. Él me encontró en mi duelo y me dio un nuevo sentido de propósito, y ahora mi deseo es que otros experimenten esa misma esperanza, esa misma paz y el amor incondicional de un Padre celestial que nunca nos abandona. Cuando miro a mi esposa, Laura, a nuestros hijos y a nuestros nietos, veo la fidelidad de Dios. Mi vida no es perfecta, pero está llena de propósito, y por eso, estoy profundamente agradecido cada día. Times of God es más que un sitio web; es un testimonio de lo que Dios puede hacer cuando abrimos nuestro corazón a Él. Esta es mi historia, y la comparto con la esperanza de que inspire a otros a acercarse a Dios y encontrar la plenitud de vida que solo Él puede ofrecer.