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[Mensaje Cristiano] Buenas Tardes

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“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Salmo 34:1).

Las tardes son un momento especial del día, un tiempo de reflexión y de renovar fuerzas. Representan la mitad de nuestra jornada, donde podemos detenernos para dar gracias a Dios por lo que hemos logrado y buscar Su dirección para lo que resta del día. Muchas veces, en la rutina y las ocupaciones, olvidamos que Dios está presente en cada momento, incluso en las tardes comunes.

Este mensaje tiene como propósito recordarnos que las tardes no son solo una transición entre la mañana y la noche, sino una oportunidad para reconocer la bondad de Dios, renovar nuestro espíritu y continuar caminando con propósito. Es un momento perfecto para reflexionar, dar gracias y reorientar nuestras acciones hacia lo que realmente importa.

Reflexión: ¿Has tomado un momento durante tus tardes para recordar la fidelidad de Dios? ¿Cómo puedes invitar Su presencia al resto de tu jornada?

Aplicación práctica: Haz una pausa esta tarde para orar y agradecer a Dios por lo que te ha permitido lograr hasta este momento del día. Pide Su guía y fortaleza para continuar con ánimo y propósito.

Sección 1: La gratitud en la mitad de la jornada

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).

Las tardes son un momento ideal para detenernos y reflexionar sobre lo que hemos vivido hasta ese punto del día. A menudo, comenzamos el día con grandes metas y expectativas, pero, a medida que avanza la jornada, los desafíos y las distracciones pueden hacernos olvidar la importancia de ser agradecidos.

La gratitud no depende de que todo haya salido perfecto; se trata de reconocer la bondad de Dios en medio de cualquier circunstancia. Quizás la mañana no fue como esperabas, pero siempre hay motivos para agradecer: el don de la vida, la salud, la provisión y la presencia constante de Dios. Agradecer en la mitad del día nos ayuda a recargar nuestro espíritu y a recordar que no estamos solos en nuestras luchas.

Reflexión: ¿Te tomas el tiempo para agradecer a Dios por lo que has vivido hasta ahora en tu día? ¿Cómo puede la gratitud transformar tu actitud hacia lo que resta de la jornada?

Aplicación práctica: Haz una pausa esta tarde para escribir tres cosas por las que estás agradecido en el día. Ora y agradece a Dios por Su fidelidad y pídele que te ayude a terminar el día con gozo y esperanza.

Sección 2: Renovando fuerzas en medio del día

“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Isaías 40:29).

La mitad del día puede ser un momento en el que el cansancio y el desánimo empiezan a aparecer. Tal vez sientes que no has avanzado lo suficiente o que las preocupaciones del día te abruman. Sin embargo, Dios promete renovar nuestras fuerzas cuando acudimos a Él.

Dios nos invita a descansar en Su presencia, a dejar nuestras cargas a Sus pies y a confiar en que Él nos dará lo que necesitamos para continuar. Así como un atleta necesita hidratarse para seguir corriendo, nosotros necesitamos refrescar nuestro espíritu con la Palabra de Dios y la oración para terminar el día con propósito y ánimo.

Reflexión: ¿Estás llevando tus cargas al Señor cuando sientes que el día te supera? ¿Buscas Su fortaleza para renovar tus fuerzas y seguir adelante?

Aplicación práctica: Dedica unos minutos esta tarde para orar y entregar a Dios tus preocupaciones. Lee un pasaje bíblico que te inspire y te recuerde que Él es tu fortaleza. Confía en que Él te renovará para continuar.

Sección 3: Viviendo con propósito en cada momento

“Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).

Las tardes son una excelente oportunidad para reevaluar cómo estamos viviendo nuestro día. Muchas veces, podemos caer en la rutina o la procrastinación, olvidando que cada momento tiene un propósito eterno. Dios nos llama a vivir con intencionalidad, haciendo todo para Su gloria.

Esto no significa que cada tarea que hacemos sea grandiosa o visible, pero sí que cada acto, por pequeño que sea, puede glorificar a Dios si lo hacemos con amor y excelencia. Ya sea trabajando, cuidando a nuestra familia o ayudando a alguien más, cada acción tiene valor cuando se hace con un corazón dispuesto a servir al Señor.

Reflexión: ¿Estás viviendo tu tarde con propósito, aprovechando cada momento para glorificar a Dios? ¿Cómo puedes transformar las tareas cotidianas en oportunidades para honrarlo?

Aplicación práctica: Haz una lista de tus tareas pendientes para esta tarde y ora para que Dios te ayude a cumplirlas con excelencia. Busca maneras de servir a otros y de reflejar el amor de Cristo en cada interacción.

Sección 4: Encontrando paz en medio de la jornada

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

En un mundo lleno de prisas y preocupaciones, encontrar paz puede parecer un desafío. Sin embargo, Dios nos promete una paz que trasciende las circunstancias. Incluso en medio de un día agitado o lleno de desafíos, podemos encontrar descanso en Su presencia.

La paz de Dios no significa que todo será fácil, sino que podemos confiar en que Él está en control. Este tipo de paz nos permite soltar la ansiedad y vivir con confianza, sabiendo que Dios está obrando a nuestro favor en todas las cosas.

Reflexión: ¿Estás permitiendo que la paz de Dios llene tu corazón en medio de los desafíos del día? ¿Qué pasos puedes dar para buscar Su paz en este momento?

Aplicación práctica: Tómate unos minutos para detenerte y orar. Respira profundamente y entrega tus preocupaciones a Dios. Pídele que Su paz llene tu corazón y que te dé claridad y serenidad para el resto del día.

Sección 5: Preparándonos para terminar el día con gratitud y esperanza

“Al acostarme, me dormiré en paz, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8).

La tarde es un tiempo de transición entre la actividad del día y el descanso de la noche. Es un buen momento para prepararnos espiritualmente, reflexionando sobre lo que hemos vivido y entregando a Dios lo que aún queda por hacer.

Terminar el día con gratitud y esperanza nos ayuda a descansar con un corazón en paz. Aunque no todo haya salido como esperábamos, podemos confiar en que Dios está en control y que Su gracia es suficiente. Reflexionar sobre Su fidelidad nos llena de confianza para enfrentar un nuevo día.

Reflexión: ¿Estás cerrando cada día con gratitud y esperanza en Dios? ¿Cómo puedes hacer de esto una rutina diaria?

Aplicación práctica: Dedica tiempo al final de la tarde para orar y reflexionar sobre tu día. Agradece a Dios por Sus bendiciones y confía en que Él te sostendrá en lo que resta de la jornada.

Conclusión: Buenas tardes con Dios, todos los días

Las tardes son un tiempo precioso para reflexionar, renovar nuestras fuerzas y vivir con propósito. Que este mensaje te inspire a buscar a Dios en cada momento de tu día, a confiar en Su fortaleza y a terminar tu jornada con gratitud y esperanza.

Desafío: Haz de tus tardes un tiempo especial para reconectar con Dios. Dedica unos minutos a la oración, la gratitud y la reflexión. Vive cada tarde como una oportunidad para glorificar a tu Creador y para caminar en Su paz.

David

Mi nombre es David Smith, y nací en Los Ángeles, California, en 1963. Creciendo, siempre tuve curiosidad por la vida, su propósito y lo que todo significaba. Sin embargo, como muchos que se crían en una ciudad de ritmo acelerado, me dejé llevar por las demandas de la sociedad. No crecí en una familia profundamente religiosa, aunque siempre hubo un respeto silencioso por lo espiritual. Lo que no sabía era que mi vida daría un giro profundo hacia Dios, llevándome eventualmente a crear Times of God, un sitio web dedicado a compartir sermones bíblicos y el mensaje de esperanza que creo que el mundo necesita escuchar. He estado casado con mi maravillosa esposa, Laura, durante más de 30 años. Nos conocimos en la universidad, y desde el principio supe que era alguien especial. Laura siempre tuvo una fe fuerte, mucho más que yo en ese momento. No hablábamos mucho de religión en nuestros primeros años, pero su forma de vivir—su bondad, su paciencia—fue lo que me atrajo hacia ella. Juntos construimos una hermosa familia. Tenemos tres hijos increíbles: Michael, nacido en 1994; Daniel, nacido en 1997; y nuestra única hija, Sarah, que llegó en el año 2000. Verlos crecer, y ahora verlos como padres de mis cinco nietos—Ethan, Noah, Lily, Grace y Matthew—me llena de más orgullo y alegría de lo que jamás imaginé posible. Durante gran parte de mi vida, estuve enfocado en mi carrera. Trabajé en publicidad durante más de dos décadas, logrando un nivel de éxito que, según los estándares del mundo, era impresionante. Teníamos una buena casa, un ingreso estable y el respeto de nuestros colegas. Sin embargo, en el fondo, había algo que faltaba. Había un vacío que no podía explicar del todo. Uno de los momentos clave que cambió mi vida ocurrió en 2010, pero no fue en una sala de hospital ni tras una tragedia. Ese año, mi padre, quien siempre había sido una roca en mi vida, falleció repentinamente de un ataque al corazón. Había sido mi modelo a seguir en muchos sentidos: trabajador, honorable, pero no particularmente religioso. Nunca me había planteado lo que él creía sobre Dios o la eternidad hasta que enfrenté la realidad de su muerte. De pie en su funeral, dando un elogio, me di cuenta de lo efímera que es la vida. Mi padre, un hombre que había dado todo por su trabajo y su familia, se había ido en un instante, y no sabía dónde estaba su alma. Empecé a cuestionarlo todo: ¿Qué pasa después de que morimos? ¿Dónde estaba mi padre ahora? ¿Podría volver a verlo algún día? Esa temporada de duelo marcó el comienzo de mi camino espiritual personal. No fue inmediato, pero plantó una semilla en mi corazón. Laura, siempre paciente y comprensiva, me animó a buscar las respuestas que necesitaba. Comencé a leer la Biblia, asistí a la iglesia con más regularidad y me uní a un grupo de estudio bíblico para hombres. Con el tiempo, mi corazón se ablandó, y comprendí la verdad de la Palabra de Dios. Encontré la paz y la esperanza que habían estado ausentes en mi vida durante tanto tiempo. Sin embargo, el llamado a crear Times of God no llegó hasta unos años después. A medida que profundizaba en mi fe, sentí una creciente convicción de que estaba destinado a hacer algo más que vivir mi fe en privado. Había experimentado de primera mano cómo las preguntas más grandes de la vida—sobre la muerte, el propósito y la eternidad—pueden tomarte por sorpresa. Sabía que había otros como yo, que necesitaban orientación, que buscaban algo más pero no sabían por dónde empezar. Mi misión con Times of God es simple: compartir el mensaje de Cristo con el mundo. Sin importar dónde estés o lo que estés atravesando, quiero que sepas que Dios tiene un plan para tu vida. Él me encontró en mi duelo y me dio un nuevo sentido de propósito, y ahora mi deseo es que otros experimenten esa misma esperanza, esa misma paz y el amor incondicional de un Padre celestial que nunca nos abandona. Cuando miro a mi esposa, Laura, a nuestros hijos y a nuestros nietos, veo la fidelidad de Dios. Mi vida no es perfecta, pero está llena de propósito, y por eso, estoy profundamente agradecido cada día. Times of God es más que un sitio web; es un testimonio de lo que Dios puede hacer cuando abrimos nuestro corazón a Él. Esta es mi historia, y la comparto con la esperanza de que inspire a otros a acercarse a Dios y encontrar la plenitud de vida que solo Él puede ofrecer.