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[Bosquejo] Acordaos de la mujer de Lot

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Texto base: “Acordaos de la mujer de Lot.” (Lucas 17:32)

Las palabras de Jesús en Lucas 17:32 son breves pero profundas: “Acordaos de la mujer de Lot”. Este versículo, aunque pequeño, encierra una advertencia poderosa. ¿Por qué Jesús querría que recordemos a una mujer cuya historia ocupa un solo versículo en el Antiguo Testamento?

La respuesta está en el contexto. La mujer de Lot es un ejemplo de advertencia espiritual, un símbolo de lo que ocurre cuando miramos atrás y no obedecemos a Dios completamente. Su historia es tan trágica como reveladora. En medio del juicio divino sobre Sodoma y Gomorra, ella tuvo la oportunidad de ser salva, pero perdió esa oportunidad por una simple pero significativa acción: miró atrás.

Su error nos deja una lección eterna: no podemos avanzar con Dios si nuestro corazón sigue atrapado en el pasado o en el mundo. El llamado de Jesús no fue solo para sus discípulos de ese tiempo, sino para nosotros hoy: no olvidemos a la mujer de Lot, porque su historia puede repetirse si no vigilamos.

Reflexión inicial:
¿Has considerado qué cosas te están haciendo “mirar atrás”? Tal vez son viejos hábitos, amistades o prioridades incorrectas. Hoy es el momento de recordar, reflexionar y decidir: ¿obedecerás el llamado de Dios o permitirás que el mundo te detenga?

1. El contexto de la historia: Sodoma y Gomorra, un mundo en corrupción

Lectura bíblica: Génesis 19:1-26

Sodoma y Gomorra representan el pecado desenfrenado y la corrupción total. La Biblia dice que “el clamor” de sus pecados había llegado hasta Dios (Génesis 18:20-21). Esta situación refleja la realidad de un mundo apartado de Dios, donde el mal se normaliza y la moral se pierde.

Lot, sobrino de Abraham, había decidido vivir en Sodoma, quizás atraído por sus riquezas o comodidades. Sin embargo, en su interior, Lot sufría por el pecado que veía a diario (2 Pedro 2:7-8). A pesar de esto, su familia se había acostumbrado al estilo de vida de Sodoma.

Cuando los ángeles llegaron para advertir a Lot sobre la destrucción inminente, su salida se convirtió en una prueba de fe. Las instrucciones de Dios fueron claras y simples:

  • “Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura” (Génesis 19:17).

El mensaje era urgente porque el juicio de Dios era inminente. Sin embargo, la familia de Lot salió de Sodoma con resistencia. Incluso sus yernos no tomaron en serio la advertencia. Finalmente, solo Lot, su esposa y sus dos hijas partieron hacia la salvación.

Reflexión:
Este mundo, como Sodoma y Gomorra, está marcado por el pecado y la corrupción. ¿Nos estamos acostumbrando a sus caminos? Dios llama a su pueblo a salir, a apartarse del pecado. La advertencia de Sodoma es también para nosotros: debemos obedecer y huir de todo lo que nos aleja de Dios.

2. La mirada hacia atrás: El error fatal de la mujer de Lot

Lectura bíblica: Génesis 19:26

La mujer de Lot desobedeció una orden directa: no mirar atrás. Aunque físicamente estaba saliendo de Sodoma, su corazón seguía anclado allí. Esa simple acción de mirar atrás mostró sus prioridades, sus deseos ocultos y su apego a las cosas del mundo.

La mirada hacia atrás fue mucho más que un acto físico; fue una manifestación de un corazón dividido. Tal vez pensó en su casa, en sus posesiones o en la vida cómoda que llevaba. La mirada demostró que, aunque sus pies se movían hacia adelante, su corazón no había dejado Sodoma.

Por esa razón, Dios la juzgó de inmediato, convirtiéndola en una estatua de sal. La sal, en este contexto, simboliza lo inmóvil, lo inútil y lo estéril. Así termina la vida de alguien que no quiso soltar el pasado.

Reflexión:
La mujer de Lot es una advertencia para todos nosotros. ¿Cuántas veces iniciamos nuestro camino espiritual, pero seguimos mirando atrás? Puede ser un pecado del pasado, una relación o ambiciones mundanas. Jesús nos llama a seguirle con todo el corazón y a no volver atrás (Lucas 9:62).

3. La advertencia de Jesús: “Acordaos de la mujer de Lot”

Lectura bíblica: Lucas 17:28-33

En este pasaje, Jesús enseña sobre los días finales y compara esos tiempos con los días de Noé y Lot. La gente vivía despreocupada, centrada en sí misma, ignorando las advertencias divinas.

Jesús dice: “Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:30). Es decir, la segunda venida de Cristo ocurrirá de manera repentina. Por eso, debemos estar preparados y vigilantes.

En medio de esta enseñanza, Jesús dice: “Acordaos de la mujer de Lot” (Lucas 17:32). Esta frase no es casual. Jesús sabe que es fácil comenzar el camino de la fe, pero difícil perseverar sin mirar atrás.

Luego añade: “Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará” (Lucas 17:33). Esto significa que aferrarse a las cosas del mundo nos lleva a perder la vida eterna, pero entregarnos a Dios nos garantiza la verdadera vida.

Reflexión:
La advertencia de Jesús es clara: recordemos a la mujer de Lot para que no cometamos el mismo error. Cada día enfrentamos la tentación de volver atrás. ¿Estamos firmes en nuestro compromiso con Dios?

4. Aplicación personal: La lucha entre el mundo y la voluntad de Dios

La mujer de Lot nos muestra lo difícil que es desprenderse del mundo. Vivimos en una sociedad que ofrece distracciones, placeres temporales y valores opuestos a los de Dios.

El apóstol Juan nos advierte en 1 Juan 2:15-17:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo… el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.

La mujer de Lot amaba las cosas del mundo más que la voluntad de Dios, y por eso pereció. Hoy, muchos creyentes luchan con lo mismo:

  • Apegos materiales
  • Prioridades equivocadas
  • Deseos de fama, poder o placer

Reflexión práctica:
¿Cómo podemos evitar mirar atrás? La clave está en buscar las cosas de arriba (Colosenses 3:1-2) y en renovar nuestro compromiso con Dios cada día. No podemos amar a Dios y al mundo al mismo tiempo (Mateo 6:24).

5. La mirada hacia adelante: Esperanza y promesa en Cristo

Lectura bíblica: Hebreos 12:1-2

Dios no solo nos advierte sobre el peligro de mirar atrás, sino que también nos da esperanza: mirar hacia adelante en Cristo. Hebreos 12:1-2 dice:
“Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”.

La mujer de Lot quedó atrapada porque miró atrás, pero nosotros podemos avanzar si fijamos nuestra mirada en Jesús. Él nos da dirección, propósito y la promesa de la vida eterna.

Abraham, tío de Lot, vivió de manera opuesta. Hebreos 11:10 dice que él “esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Mientras que la mujer de Lot miró atrás, Abraham miró hacia adelante, confiando en las promesas divinas.

Reflexión:
¿Cuál es nuestra mirada? Si seguimos a Cristo con fe, Él nos guiará hacia un futuro glorioso. El mundo ofrece placeres temporales, pero Jesús ofrece vida eterna.

Conclusión: Acordémonos y avancemos

La historia de la mujer de Lot es una advertencia poderosa para nuestra vida espiritual. Su error nos enseña tres lecciones claras:

  1. No podemos amar al mundo y a Dios al mismo tiempo.
  2. La obediencia a Dios es clave para nuestra salvación.
  3. Nuestra mirada debe estar puesta en Cristo, no en el pasado.

Jesús nos llama a recordar para no repetir. Hoy es el día para decidir si miraremos hacia atrás o si avanzaremos con fe hacia las promesas de Dios.

Oración final:
Señor, ayúdanos a no mirar atrás ni a aferrarnos a las cosas del mundo. Que nuestro corazón esté firme en Ti y que podamos seguirte con fidelidad hasta el final. Amén.

David

Mi nombre es David Smith, y nací en Los Ángeles, California, en 1963. Creciendo, siempre tuve curiosidad por la vida, su propósito y lo que todo significaba. Sin embargo, como muchos que se crían en una ciudad de ritmo acelerado, me dejé llevar por las demandas de la sociedad. No crecí en una familia profundamente religiosa, aunque siempre hubo un respeto silencioso por lo espiritual. Lo que no sabía era que mi vida daría un giro profundo hacia Dios, llevándome eventualmente a crear Times of God, un sitio web dedicado a compartir sermones bíblicos y el mensaje de esperanza que creo que el mundo necesita escuchar. He estado casado con mi maravillosa esposa, Laura, durante más de 30 años. Nos conocimos en la universidad, y desde el principio supe que era alguien especial. Laura siempre tuvo una fe fuerte, mucho más que yo en ese momento. No hablábamos mucho de religión en nuestros primeros años, pero su forma de vivir—su bondad, su paciencia—fue lo que me atrajo hacia ella. Juntos construimos una hermosa familia. Tenemos tres hijos increíbles: Michael, nacido en 1994; Daniel, nacido en 1997; y nuestra única hija, Sarah, que llegó en el año 2000. Verlos crecer, y ahora verlos como padres de mis cinco nietos—Ethan, Noah, Lily, Grace y Matthew—me llena de más orgullo y alegría de lo que jamás imaginé posible. Durante gran parte de mi vida, estuve enfocado en mi carrera. Trabajé en publicidad durante más de dos décadas, logrando un nivel de éxito que, según los estándares del mundo, era impresionante. Teníamos una buena casa, un ingreso estable y el respeto de nuestros colegas. Sin embargo, en el fondo, había algo que faltaba. Había un vacío que no podía explicar del todo. Uno de los momentos clave que cambió mi vida ocurrió en 2010, pero no fue en una sala de hospital ni tras una tragedia. Ese año, mi padre, quien siempre había sido una roca en mi vida, falleció repentinamente de un ataque al corazón. Había sido mi modelo a seguir en muchos sentidos: trabajador, honorable, pero no particularmente religioso. Nunca me había planteado lo que él creía sobre Dios o la eternidad hasta que enfrenté la realidad de su muerte. De pie en su funeral, dando un elogio, me di cuenta de lo efímera que es la vida. Mi padre, un hombre que había dado todo por su trabajo y su familia, se había ido en un instante, y no sabía dónde estaba su alma. Empecé a cuestionarlo todo: ¿Qué pasa después de que morimos? ¿Dónde estaba mi padre ahora? ¿Podría volver a verlo algún día? Esa temporada de duelo marcó el comienzo de mi camino espiritual personal. No fue inmediato, pero plantó una semilla en mi corazón. Laura, siempre paciente y comprensiva, me animó a buscar las respuestas que necesitaba. Comencé a leer la Biblia, asistí a la iglesia con más regularidad y me uní a un grupo de estudio bíblico para hombres. Con el tiempo, mi corazón se ablandó, y comprendí la verdad de la Palabra de Dios. Encontré la paz y la esperanza que habían estado ausentes en mi vida durante tanto tiempo. Sin embargo, el llamado a crear Times of God no llegó hasta unos años después. A medida que profundizaba en mi fe, sentí una creciente convicción de que estaba destinado a hacer algo más que vivir mi fe en privado. Había experimentado de primera mano cómo las preguntas más grandes de la vida—sobre la muerte, el propósito y la eternidad—pueden tomarte por sorpresa. Sabía que había otros como yo, que necesitaban orientación, que buscaban algo más pero no sabían por dónde empezar. Mi misión con Times of God es simple: compartir el mensaje de Cristo con el mundo. Sin importar dónde estés o lo que estés atravesando, quiero que sepas que Dios tiene un plan para tu vida. Él me encontró en mi duelo y me dio un nuevo sentido de propósito, y ahora mi deseo es que otros experimenten esa misma esperanza, esa misma paz y el amor incondicional de un Padre celestial que nunca nos abandona. Cuando miro a mi esposa, Laura, a nuestros hijos y a nuestros nietos, veo la fidelidad de Dios. Mi vida no es perfecta, pero está llena de propósito, y por eso, estoy profundamente agradecido cada día. Times of God es más que un sitio web; es un testimonio de lo que Dios puede hacer cuando abrimos nuestro corazón a Él. Esta es mi historia, y la comparto con la esperanza de que inspire a otros a acercarse a Dios y encontrar la plenitud de vida que solo Él puede ofrecer.