Texto base: Efesios 5:15-16
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”
I. Mirad con Diligencia Cómo Andáis
Explicación
El apóstol Pablo exhorta a los creyentes de Éfeso a “mirar con diligencia cómo andan”, lo que implica un llamado a la autorreflexión constante y seria en la vida cristiana. La palabra “mirad” en el griego original (blepō) no es simplemente ver, sino observar atentamente, analizar con intención. Esto indica que nuestro caminar espiritual no debe ser automático, sino intencional y cuidadosamente evaluado.
La diligencia aquí es opuesta a la distracción o negligencia espiritual. Significa andar con propósito, sabiendo que nuestra vida es observada, influenciada y destinada a glorificar a Dios. El creyente no puede caminar por la vida como si fuera un espectador pasivo, sino como un agente activo en el Reino de Dios.
Reflexión
¿Con qué actitud estás viviendo tu vida? ¿Has caído en la rutina, en la apatía espiritual? Muchos cristianos caminan sin dirección, dejándose llevar por el día a día. Pero Dios nos llama a revisar nuestras sendas, a preguntarnos: ¿estoy andando en el Espíritu o en la carne? ¿Estoy siendo luz o sombra?
Aplicación práctica
Dedica un tiempo esta semana para examinar tu vida con honestidad: ¿en qué estás invirtiendo tu tiempo? ¿A quién estás sirviendo con tus decisiones? Haz ajustes. Comienza cada día pidiéndole al Señor dirección. Un creyente diligente no reacciona ante la vida, la dirige con sabiduría divina. Cambia la pasividad por la intención guiada por el Espíritu Santo.
II. No como Necios, sino como Sabios
Explicación
Aquí Pablo marca un contraste fundamental: el necio y el sabio. El necio, según el libro de Proverbios, es aquel que vive sin temor de Dios, que desprecia el consejo y actúa según su propio parecer. En cambio, el sabio es aquel que teme a Dios, recibe instrucción y actúa conforme a la verdad.
El tiempo que se nos ha dado en esta vida es limitado, y nuestras decisiones lo consumen. El necio desperdicia su tiempo en cosas vacías, en placeres temporales, en preocupaciones terrenales. El sabio, por el contrario, invierte su tiempo en lo eterno, en lo que edifica y glorifica a Dios.
Reflexión
¿Estás actuando con sabiduría en tus decisiones diarias o estás caminando como un necio que desperdicia el tiempo en lo vano? La sabiduría no consiste solo en conocimiento bíblico, sino en vivir conforme a esa verdad. El sabio no solo sabe lo que debe hacer, lo hace.
Aplicación práctica
Haz una lista de actividades que llenan tu día. Evalúa: ¿cuáles son sabias? ¿Cuáles son necias? ¿Estás priorizando el Reino de Dios o tus propios intereses? Pídele al Espíritu Santo que te ayude a discernir qué actividades debes abandonar y cuáles intensificar. Busca la sabiduría cada día en la Palabra, y practícala.
III. Aprovechando Bien el Tiempo: Una Urgencia Espiritual
Explicación
La expresión griega usada por Pablo para “aprovechando bien el tiempo” es exagorazomenoi ton kairon, que literalmente significa “redimiendo el tiempo” o “comprando la oportunidad”. No se refiere al tiempo cronológico (chronos), sino al tiempo oportuno, el momento exacto, la ventana divina para actuar (kairos).
Esto implica que el creyente debe tener una sensibilidad espiritual para discernir los momentos que Dios presenta. Perder el tiempo espiritual es perder oportunidades eternas. En otras palabras, debemos vivir con urgencia y propósito, entendiendo que cada día que pasa es una oportunidad irrepetible para obedecer, crecer y servir.
Reflexión
Vivimos en una cultura que roba tiempo: redes sociales, entretenimiento vacío, ocupaciones sin propósito. ¿Cuántas veces has dicho “no tengo tiempo” para orar, servir o leer la Biblia, pero sí lo tuviste para navegar horas en internet? El enemigo sabe que si logra robarte el tiempo, limitará tu fruto espiritual.
Aplicación práctica
Establece prioridades eternas. Aparta tiempo diario para lo eterno: oración, Palabra, servicio, familia. Usa una agenda si es necesario, pero no permitas que lo urgente sustituya lo importante. Dios te está dando “kairos”: momentos divinos. No los desperdicies. Rescata tu tiempo para cosas que realmente cuentan para la eternidad.
IV. Porque los Días son Malos: Un Contexto de Guerra Espiritual
Explicación
Pablo no dice que los días sean difíciles, sino “malos”. Esto va más allá de una crisis social; apunta a una realidad espiritual de corrupción, maldad y oposición al Reino de Dios. Vivimos en un mundo gobernado por sistemas caídos, ideologías anticristianas y fuerzas espirituales malignas (Efesios 6:12).
Esta maldad no solo es externa, también es sutil. Se infiltra en las agendas, en los valores, en la educación, en el entretenimiento. Si no estamos atentos, la maldad cotidiana termina adormeciendo nuestra conciencia, robando nuestra pasión y desorientando nuestro propósito.
Reflexión
No puedes darte el lujo de vivir con ligereza espiritual cuando el contexto es de guerra. El enemigo no descansa, el sistema del mundo no es neutral y tus días están rodeados de peligros espirituales. Por eso Pablo dice: aprovecha el tiempo, porque el contexto en que vives no te da otra opción.
Aplicación práctica
Despierta espiritualmente. No seas ingenuo. La pereza espiritual es un lujo que no puedes darte. Llénate del Espíritu, vístete de la armadura de Dios (Efesios 6), camina con discernimiento. Sé luz donde hay tinieblas. Ora por tu generación. Actúa con urgencia, porque los días son malos, pero el poder de Cristo es mayor.
V. El Ejemplo de Cristo: Un Tiempo Vivido con Propósito
Explicación
Jesús vivió poco más de 30 años, y su ministerio activo duró solo 3 años. Sin embargo, ningún segundo fue desperdiciado. Él tenía una conciencia clara de Su tiempo. En varias ocasiones dijo: “Mi hora aún no ha llegado” o “Ha llegado la hora”, revelando que vivía en sintonía total con el tiempo y la voluntad del Padre.
Jesús usó su tiempo para enseñar, sanar, formar discípulos, orar, y cumplir el propósito eterno de redención. Incluso en la cruz, al decir “Consumado es”, estaba diciendo: “el tiempo fue bien aprovechado, el propósito se cumplió”.
Reflexión
Cristo es nuestro modelo. No solo murió por nosotros, nos enseñó cómo vivir con propósito eterno. ¿Qué pasaría si tuvieras claro que tu tiempo aquí es limitado? ¿Seguirías desperdiciándolo o comenzarías a vivir como Jesús: con intención, enfoque y obediencia?
Aplicación práctica
Pídele al Señor que te enseñe a contar tus días (Salmo 90:12). Establece tus metas espirituales: ¿a cuántas personas quieres discipular este año? ¿Cuántas veces quieres leer la Biblia? ¿A quién necesitas perdonar o ayudar? Vive de tal manera que al final de tus días puedas decir: “Consumado es”.
Conclusión
Pablo no está dando un buen consejo, está haciendo un llamado urgente: aprovecha bien tu tiempo porque el contexto en el que vives es peligroso y fugaz. Los días pasan, y cada minuto que desperdicias, no lo puedes recuperar. Pero cada minuto bien usado para la gloria de Dios se transforma en fruto eterno.
La vida cristiana no es para ser vivida en automático. Es un llamado diario a la sabiduría, al discernimiento, a la acción guiada por el Espíritu. El tiempo es un regalo divino, y Dios te pedirá cuentas por lo que hiciste con él.
Oración Final
Señor,
enséñanos a contar nuestros días,
a vivir con sabiduría,
a discernir el tiempo que Tú nos das.
Ayúdanos a no caer en la pereza ni en la distracción,
a aprovechar cada oportunidad para servir, amar y sembrar.
Que no seamos necios,
sino sabios que caminan contigo cada día.
Que cuando lleguemos al final,
podamos decir como Pablo:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
En el nombre de Jesús,
Amén